viernes, 28 de septiembre de 2007

Mitsubishi Outlander 2008

Mitsubishi Outlander 2008 - El Citroën C-Crosser y el Peugeot 4007 comparten la estructura y ciertos elementos mecánicos con el Outlander (no el motor Diesel de 140 CV). Otras alternativas al Outlander son el Chevrolet Captiva, el Hyundai Santa Fe, el Honda CR-V o el BMW X3, entre otros. El motor de 2,2 l y 156 CV me parece preferible al de 140 CV y no por la diferencia de potencia, sino porque es más silencioso, más suave y por la fuerza que tiene en un régimen muy bajo.

Otra ventaja del Outlander con el motor Diesel más potente es que hace mucho menos ruido que el de 140 CV. Por una parte, el ruido del motor es menor de por sí (no hay diferencia en el aislamiento). Por otra los desarrollos de transmisión más largos; a 120 km/h en sexta velocidad, el motor del 140 CV gira a más de 2.500 rpm; el de 156 lo hace a menos de 2.300 rpm. Además del precio, un inconveniente de la versión de 156 CV es que —por tener el equipamiento más abundante— lleva de serie las llantas de 18" (con neumáticos 225/55). Incluso con esas ruedas es cómodo, pero estaría mejor equipado para circular por caminos son mas perfil de neumático y una llanta de menor diámetro.

Para circular fuera de carretera se puede seleccionar el modo de tracción total normal o el modo «Lock». El primero es suficiente para condiciones normales, incluidas las zonas de barro donde la rueda no se hunda ni haya rampas empinadas. El segundo es adecuado para esos casos y se desconecta automáticamente a partir de 40 km/h (información técnica sobre el sistema de tracción total).

Su altura y peso no parecen un lastre evidente desde el punto de vista de la estabilidad; al menos en condiciones extraordinarias o si se cometen errores de conducción, sí puede reaccionar peor que un turismo convencional e incluso que un buen monovolumen. Todas las versiones tienen control de estabilidad, tracción total conectable, seis airbags, lector de discos de formato MP3, ordenador de viaje, climatizador y automatismos para la conexión de luces y limpiaparabrisas. Las versiones más equipadas, además, tienen faros de xenón, sistema de acceso y arranque sin llaves, asiento de conductor eléctrico, tapicería de cuero y llantas de 18”.

Otro elemento interesante que tienen todos los Outlander es un mecanismo eléctrico que, actuando sobre dos mandos que hay en el maletero, abate los respaldos y bascula todo el asiento hacia delante. Para que el sistema funcione correctamente, una de las dos puertas traseras tiene que estar abierta (como medida de seguridad) y, generalmente, los asientos del conductor y acompañante no pueden estar en la posición más retrasada posible (porque si no, los traseros rozan contra los delanteros al abatirlos). Para volverlos a colocar en su sitio hay que hacerlo a mano.

Las plazas delanteras son las mejores del coche. Los asientos tienen un mullido blando que no será del gusto del todo el mundo, pero sujetan suficientemente bien el cuerpo de los ocupantes. La posición de conducción es cómoda, aunque se echa en falta que el volante tenga doble ajuste (sólo tiene en altura). Los asientos traseros (o de la segunda fila, si está instalada la tercera) tienen una banqueta y un respaldo prácticamente plano, que no sujeta nada el cuerpo. Aunque la carrocería no es estrecha, la configuración de la banqueta trasera es incómoda para tres ocupantes; lo que no tiene en cualquier caso es mucho sitio para las piernas.

En el Outlander, el techo está fabricado en aluminio, es 5 kg más ligero que un techo normal de chapa de acero y por tanto baja un poco el centro de gravedad. La fuerza que reciben las ruedas traseras se transmite a través de un juego de discos intercalados. Este sistema embraga o desembraga los discos entre sí en función de las condiciones de adherencia, si está conectada la función 4WD del mando de la consola (en la posición 2WD el Outlander es un tracción delantera). A medida que aumenta la presión entre los discos, aumenta la fuerza que reciben las ruedas posteriores.

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